En el tronco de un árbol una niña
grabó su nombre enchida de placer.
Y el árbol conmovido allá en su seno
a la niña una flor dejó caer.
Yo soy el árbol conmovido y triste
tú eres la niña que mi tronco hirió.
yo guardo siempre tu querido nombre
y tú, ¿qué has hecho de mi pobre flor?
(Eusebio Delfín, Cuba)